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Sat, 16 Mar 2024 18:49:23 +0000
Congregadas en Santa Mónica...
Hoy nuestro párroco d. José Ricardo nos ha congregado a todas las comunidades religiosas que pertenecemos a Santa Mónica aquí en Valencia. Es el 6º año consecutivo que se celebra este encuentro tan cercano de la vida consagrada en la parroquia.
Partiendo de la descristianización que nos toca vivir en el mundo actual, nos ha hecho ver cómo no es algo nuevo, aunque no por ello le ha restado importancia, sino más bien todo lo contrario: nos ha insistido bastante para hacernos ver la importancia que conlleva. Como contraposición, nos expuso el inmenso don de la fe. De hecho, presidió nuestra celebración el Cristo de la Fe. Nos explicó brevemente su historia y nos hizo descubrir y valorar este gran regalo que debemos agradecer, custodiar y compartir. Nos explicó que ya nuestra propia parroquia se diseñó en el siglo XVI por San Juan de Rivera para evangelizar en un barrio de predominio morisco. Y la dedicó a Santa Mónica, que consiguió la conversión de su propio hijo con muchas oraciones, lágrimas y sacrificios. Pero lo logró. Por ello, que importancia la transmisión de la fe por parte de los mayores. Resaltaba la vivencia, energía, estímulo de estos en las parroquias, cómo lo llevan todo adelante de una manera admirable.
Nos confesaba que, cuando él llegó, hace 8 años a la parroquia, se sintió muy afortunado de que tantas Congregaciones perteneciéramos a la misma. Tantos sagrarios abiertos, vivos, en que Jesús estaba tan bien acompañado.
Hoy en día, la sociedad ha cubierto todas las realidades en las que antes la Iglesia se entregaba. Por eso, ¡¡qué importante que ahora seamos, más que nunca, presencia viva de Jesús!! Hizo alusión a la samaritana. Nos dijo que ella, a través de una "torpeza" material, se encontró con la Eternidad. Nos estimuló a nosotras a ser el agua viva, el agua de Dios: que gota a gota, "estalactítamente", va penetrando en la sociedad. Jesús nos lanza e impulsa a ello, nos va llamando. Tenemos que descubrir nuestras capacidades y ser fuertes y capaces para responder. Tenemos que redescubrirnos (no reinventarnos). Buscar la fidelidad a los carismas por encima de todo. No porque sean antiguos, sino porque son el futuro. Nuestra tarea es dar ese testimonio, para que día a día, se vayan creando esas personas que Dios quiera formar en otros a través de nosotros, y en nosotros mismos. Para ello, tiene que estar Cristo en el centro de mi vida. Por Cristo, con Él y en Él. Que seamos personas, imagen de Dios. Que no me vean a mí: tienen que verle a Él. Siempre desde la humildad. Tienen que darle gracias a Él.
Ha sido un encuentro precioso, muy sencillo y muy bonito a la vez, que nos ha estimulado en esta realidad que nos toca vivir. Agradecemos esta iniciativa a nuestro párroco d. José Ricardo y pedimos por él y por todas sus intenciones muy especialmente, y que el Señor siga bendiciendo toda su labor pastoral.
¡¡Que Jesús nos guarde en su Sagrado Corazón y nos conceda la gracia de ser testigos de su Amor en nuestro mundo actual!!
Partiendo de la descristianización que nos toca vivir en el mundo actual, nos ha hecho ver cómo no es algo nuevo, aunque no por ello le ha restado importancia, sino más bien todo lo contrario: nos ha insistido bastante para hacernos ver la importancia que conlleva. Como contraposición, nos expuso el inmenso don de la fe. De hecho, presidió nuestra celebración el Cristo de la Fe. Nos explicó brevemente su historia y nos hizo descubrir y valorar este gran regalo que debemos agradecer, custodiar y compartir. Nos explicó que ya nuestra propia parroquia se diseñó en el siglo XVI por San Juan de Rivera para evangelizar en un barrio de predominio morisco. Y la dedicó a Santa Mónica, que consiguió la conversión de su propio hijo con muchas oraciones, lágrimas y sacrificios. Pero lo logró. Por ello, que importancia la transmisión de la fe por parte de los mayores. Resaltaba la vivencia, energía, estímulo de estos en las parroquias, cómo lo llevan todo adelante de una manera admirable.
Nos confesaba que, cuando él llegó, hace 8 años a la parroquia, se sintió muy afortunado de que tantas Congregaciones perteneciéramos a la misma. Tantos sagrarios abiertos, vivos, en que Jesús estaba tan bien acompañado.
Hoy en día, la sociedad ha cubierto todas las realidades en las que antes la Iglesia se entregaba. Por eso, ¡¡qué importante que ahora seamos, más que nunca, presencia viva de Jesús!! Hizo alusión a la samaritana. Nos dijo que ella, a través de una "torpeza" material, se encontró con la Eternidad. Nos estimuló a nosotras a ser el agua viva, el agua de Dios: que gota a gota, "estalactítamente", va penetrando en la sociedad. Jesús nos lanza e impulsa a ello, nos va llamando. Tenemos que descubrir nuestras capacidades y ser fuertes y capaces para responder. Tenemos que redescubrirnos (no reinventarnos). Buscar la fidelidad a los carismas por encima de todo. No porque sean antiguos, sino porque son el futuro. Nuestra tarea es dar ese testimonio, para que día a día, se vayan creando esas personas que Dios quiera formar en otros a través de nosotros, y en nosotros mismos. Para ello, tiene que estar Cristo en el centro de mi vida. Por Cristo, con Él y en Él. Que seamos personas, imagen de Dios. Que no me vean a mí: tienen que verle a Él. Siempre desde la humildad. Tienen que darle gracias a Él.
Ha sido un encuentro precioso, muy sencillo y muy bonito a la vez, que nos ha estimulado en esta realidad que nos toca vivir. Agradecemos esta iniciativa a nuestro párroco d. José Ricardo y pedimos por él y por todas sus intenciones muy especialmente, y que el Señor siga bendiciendo toda su labor pastoral.
¡¡Que Jesús nos guarde en su Sagrado Corazón y nos conceda la gracia de ser testigos de su Amor en nuestro mundo actual!!
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